Hay muchas formas de calentar tu casa, desde calderas a estufas de leña o radiadores eléctricos, las opciones son numerosas. Pero, ¿sabías que una caldera puede funcionar de forma diferente con distintos combustibles? Hay calderas de gasóleo, calderas eléctricas y calderas de gas. En este artículo nos ocuparemos de estos dos últimos sistemas de calefacción. ¿Cuáles son las principales diferencias entre las calderas de gas y las eléctricas? ¿Cuál es más eficiente? ¿Cuál es menos contaminante?
Similitudes y diferencias entre estos dos tipos de calderas
Ambos sistemas de calefacción funcionan según el mismo proceso. La caldera utiliza un combustible para generar calor que luego se utiliza para calentar un circuito de agua. Esta agua circulará por las tuberías para suministrar agua caliente a los radiadores o directamente a los sanitarios o a la cocina a través de los grifos. La diferencia entre las calderas de gas y las eléctricas es que las primeras queman gas para generar calor, mientras que las segundas lo producen eléctricamente.
¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de una caldera eléctrica?
Como cualquier sistema de calefacción, el termo eléctrico tiene sus ventajas pero también sus inconvenientes.
Las ventajas de la caldera eléctrica
La principal ventaja de la caldera eléctrica es su facilidad de instalación. No es necesario un depósito de gasóleo ni un bidón de gas, la caldera eléctrica sólo tiene que conectarse a la red eléctrica e hidráulica de la casa.
La segunda ventaja de este tipo de dispositivo es su coste. Una caldera eléctrica cuesta mucho menos que una de gas, y será posible comprarla por menos de 1.000 euros. Los precios pueden superar los 5.000 euros para los más eficientes. La principal diferencia en el precio será la potencia de la caldera expresada en kw.
Por último, la caldera eléctrica es silenciosa y rápida. En efecto, cuando se enciende, produce calor rápidamente y no es necesario esperar mucho tiempo para ver su piso calentado con un confort térmico más que correcto.
Las desventajas de la caldera eléctrica
La caldera eléctrica no tiene todas las ventajas, el primer inconveniente es su coste de utilización. La electricidad es cara y la tendencia está lejos de invertirse con el paso de los años. Además, consume mucha energía y puede sorprenderse de recibir facturas elevadas.
En cuanto a la energía utilizada, el panorama no es ni blanco ni negro. Por un lado, la electricidad no emite CO2 y, por tanto, podría considerarse energía verde, pero por otro lado, hay que tener en cuenta que la electricidad procede del funcionamiento de centrales nucleares y que éstas son bastante contaminantes para el medio ambiente.
Por último, la caldera eléctrica no es muy adecuada para grandes superficies. El confort de la calefacción no será óptimo y se necesitará mucha energía para calentar un piso grande. Esto es algo que hay que tener en cuenta si estás pensando en comprar uno para tu casa grande.
¿Y la caldera de gas?
Las ventajas de una caldera de gas
Las calderas de gas tienen muchas formas (tradicionales, de baja temperatura, de condensación, etc.). Puede funcionar con muchos combustibles, como el propano o el gas natural, por lo que ofrece una gran flexibilidad para adaptarse a las necesidades del usuario.
También ofrece un confort de calefacción óptimo con una distribución uniforme del calor. Este es un criterio importante, porque a diferencia de otros sistemas de calefacción, como los radiadores eléctricos, que sólo irradian calor en una dirección, con una caldera de gas el calor se distribuye uniformemente por toda la casa.
La caldera de gas también puede ir acompañada de un termostato que le permitirá programar y configurar el funcionamiento de su caldera. La caldera se encenderá cuando la temperatura de la vivienda descienda por debajo de un umbral predefinido. También puede, por ejemplo, bajarse por la noche y empezar a producir más calor al despertarse. El termostato es un accesorio imprescindible si se compra una caldera de gas.
Las desventajas de la caldera de gas
La primera desventaja es que la caldera tendrá que ser revisada al menos una vez al año por un profesional de la calefacción para asegurarse de que el aparato funciona bien y está correctamente ajustado. Este servicio le costará entre 50 y 100 euros.
La segunda gran desventaja de la caldera de gas es que su coste de adquisición e instalación es mucho mayor que el de una caldera eléctrica. Dicho esto, esta desventaja debe tomarse con un grano de sal. Aunque el coste de adquisición sea más elevado, las calderas de gas ofrecen una buena eficiencia, y la inversión básica se amortizará rápidamente gracias al ahorro energético conseguido a largo plazo. Por tanto, una caldera de gas es mucho más atractiva que una caldera eléctrica. Como se trata de un aparato que está diseñado para durar entre 15 y 20 años, sería una pena lanzarse a por un termo eléctrico y ahorrar en el momento de la compra, para luego descubrir que las facturas serán altas durante los próximos 15/20 años. Por otro lado, las calderas de gas le proporcionarán un mayor confort de calefacción.
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